Instituciones Salesianas de Educación Superior
  • Español
  • Inglés
  • Italiano
  • Portugués, Brasil
En el profesorado de Educación Primaria del  Instituto Superior Juan 23 continuamos construyendo la práctica docente desde el territorio, conociendo distintos espacios comunitarios y sociales. En este caso entrevistamos a Abril Gonzalía de la ONG “Síndrome de Clown”.

En el profesorado de Educación Primaria del  Instituto Superior Juan 23 continuamos construyendo la práctica docente desde el territorio, conociendo distintos espacios comunitarios y sociales. En este caso entrevistamos a Abril Gonzalía de la ONG “Síndrome de Clown”.

 

 

(Instituto Superior Juan 23, Bahía Blanca) – En el profesorado de Educación Primaria continuamos construyendo la práctica docente desde el territorio, conociendo distintos espacios comunitarios y sociales. En este caso entrevistamos a Abril Gonzalía de la ONG “Síndrome de Clown”.

 

El arte está al alcance de todos. Solo hace falta una nariz para abrir un mundo nuevo.

 

Es psicóloga y docente universitaria en la cátedra de Psicología Comunitaria en la Universidad Salesiana. Ella además, forma parte de Síndrome desde 2014, en el que conjuga arte, risa y creatividad para transformar espacios y vidas. Esta organización de carácter civil, trabaja con la figura del payaso como puente hacia lo emocional, como una forma de irrumpir con amor y juego en los lugares donde se necesita algo diferente.

 

Para Abril, el arte no es un lujo ni un privilegio, es una posibilidad que todos tenemos al alcance de la mano. Es una herramienta poderosa para ofrecer algo nuevo en los contextos más complejos. A través del clown, entendido como una forma de juego, ella y su equipo intervienen en hospitales, hogares de ancianos, espacios educativos y sociales con el propósito de despertar, conmover y acompañar.

 

Inspirada en la teoría de Patch Adams y la “risaterapia”, la propuesta del clown no es simplemente hacer reír, sino hacer sentir. Es romper con los criterios establecidos de lo cotidiano y permitir que la emoción abra caminos. En esa figura entrañable del payaso, que se presenta desde la vulnerabilidad y el juego, hay una invitación a mirar el mundo de otro modo, a redescubrir la creatividad que habita en cada uno de nosotros.

 

El payaso es, en este sentido, profundamente revolucionario: pone algo donde no debería estar, y en ese gesto, genera posibilidad. Porque en el arte hay amor. Porque una nariz roja puede ser la llave que abra una puerta cerrada. Porque todos los días podemos inventar una nueva manera de habitar el mundo.

 

El proyecto tiene presencia activa en espacios como el Hospital Municipal, el hogar Don Orione y otros lugares de interés público. Allí, las intervenciones se realizan siempre en equipo, desde el cuidado y la empatía, con el objetivo de ofrecer contención, de acompañar procesos difíciles con respeto y sensibilidad. Talleres, acciones solidarias, campañas de donación, trabajo con discapacidad, autismo, cáncer infantil… cada acción es una oportunidad de estar con el otro, de transformar con lo que se tiene: el cuerpo, los colores, el juego.

 

Como docente, Abril  lleva esta mirada a las aulas, invitando a los futuros profesionales a preguntarse qué pasaría si se permitieran jugar, si se pusieran en esos lugares donde el arte genera vínculo, expresión y cercanía.

 

Porque el arte no necesita permiso. Solo necesita entrega. Solo necesita que alguien se anime a ponerse una nariz roja y abrirle al mundo una nueva posibilidad.

 

 

Fuente: Sofía Balbuena y Agustín Catá, estudiantes de 1º año del Profesorado de Educación Primaria