(ANS – Roma) – La VIII Asamblea General de las Instituciones Salesianas de Educación Superior (IUS) se está realizando en Roma (24-28 de enero), en la Sede Central Salesiana. Al margen de los trabajos de la asamblea, hicimos algunas preguntas al Consejero de Pastoral Juvenil, padre Miguel Ángel García Morcuende, para profundizar sobre el valor y las perspectivas de las IUS para la Congregación.
¿Qué papel juegan las IUS en la Pastoral Juvenil de la Congregación?
Nuestras instituciones de educación superior nacieron con motivaciones diferentes a las existentes en los inicios; si inicialmente estaba la preocupación de ofrecer y garantizar una formación superior a los religiosos salesianos, luego ha madurado otro paso: la educación superior como resultado natural del crecimiento y evolución de las escuelas y de las secundarias salesianas, reconocidas por su excelencia académica y educativa.
Naturalmente, surge también de la necesidad de seguir acompañando a los jóvenes en el período de su vida en el que están llamados a tomar decisiones fundamentales para su futuro y de ofrecer una oportunidad de acceso a la universidad a quienes provienen de medios populares y del mundo del trabajo
En conjunto, reflejan la convicción de que, a través de nuestros centros de educación superior, somos capaces de ofrecer a la sociedad una propuesta cultural de calidad, enriqueciéndola con personas ricas en humanidad, profesionales competentes y ciudadanos activos. Por tanto, asumiendo la tradición científica y académica propia de la estructura universitaria, ofrecen en este nivel educativo los valores y el espíritu del patrimonio educativo y carismático salesiano, configurándose así como instituciones con una identidad específica, tanto dentro de la Iglesia como dentro de la sociedad
En los últimos 20 años ha habido un fuerte incremento en el número de IUS; ¿cuáles son las perspectivas actuales?
En respuesta a los nuevos contextos que debemos enfrentar, es necesario discernir siempre con atención a las perspectivas de nuestro nuevo dimensionamiento. La misión no se limita a nuestras obras: es decir, debemos comprender si nuestra identidad carismática está garantizada en la reconversión de las Inspectorías.
Esta reorganización o ampliación de la educación superior se mueve sobre la base de ciertas condiciones: en primer lugar, la densidad carismática y el método educativo salesiano, indicado sobre todo en el Sistema Preventivo de Don Bosco. Junto a esto, la calidad de la presencia y atención a los jóvenes que provienen de la clase trabajadora. Prepararlos para el futuro haciendo que nuestras instituciones se parezcan más a “escuelas de vuelo” que a “nidos”. En tercer lugar, se debe cuidar que la comunidad académica tenga una clara identidad salesiana. Por último, pero no menos importante, siempre está el desafío de la sostenibilidad de los recursos humanos y económicos. En definitiva, la Inspectoría debe promover la identificación y el compromiso en favor del Proyecto Institucional, de forma cristiana y salesiana, y orientado por la intencionalidad educativo-pastoral.
¿Qué vuelve a una institución de educación superior una auténtica IUS? ¿Dónde reside la “esencia salesiana”?
Dada la pluralidad de los diferentes contextos culturales y religiosos de nuestras universidades, quisiera ofrecer el cuadro desde el cual la Congregación podría pensar en animar y promover la propuesta educativo-pastoral salesiana. A título de ejemplo, me gustaría señalar algunos criterios:
• el criterio de identidad, es decir, la perspectiva evangelizadora y salesiana, basada en el amor y la libertad como principios evangélicos fundamentales, que no renuncia a proponer un proceso de personalización de la fe al estilo salesiano;
• el criterio educativo de la integridad, que cuida la ósmosis entre los tres niveles de acompañamiento: amplio ámbito educativo, acompañamiento grupal y personal;
• el criterio del comportamiento ético ejemplar;
• el criterio vocacional, que ayuda a reconocer, interpretar y elegir aquello a lo que los alumnos se sienten llamados;
• el enfoque comunitario en un “espíritu de familia”, que inspira las relaciones personales y la pedagogía;
• el criterio de interculturalidad y pluralismo religioso, que cuida la “cultura del encuentro” con todos;
• el criterio del compromiso sociopolítico, inherente al compromiso cristiano; y el criterio de red, consciente de la necesidad de sinergias y conexiones con todos los implicados en los procesos educativos.
Fuente: ANS -“Agenzia iNfo Salesiana”